The Wall (Alan Parker) y "El principio cinematográfico y el ideograma japonés" (Sergei Eisenstein)
- Alexandra Pedraza
- 24 nov 2016
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 8 jun 2021
El texto de Eisenstein discute las formas no cinematográficas entre las que, por medio del montaje y la yuxtaposición de imágenes, se comprende una idea por medio de la asociación. Si bien las técnicas de aprendizaje del dibujo japonés y su lenguaje dentro de la poesía son ricos en la selección de ciertas imágenes que, por medio de la referencia, comunican un significado puntual, la industria cinematográfica japonesa no implementaba esta técnica sino que copiaba modelos narrativos clásicos del cine americano y europeo, desvirtuando su propia tradición y naturaleza en cuanto la posible forma de mostrar la narración audiovisual. La secuencia de imágenes que narran por asociación, entendidas gracias al montaje, permiten una nueva comprensión radical en cuanto el cine y su economía visual; dar a entender ciertos hechos, acciones, momentos, con un mínimo de tomas, permite narrar a partir de lo estrictamente necesario, logrando que el filme no se desvíe y conserve un hilo conductor que finalmente será lo que mantenga al público expectante de la narración o lo que desvincule su interés de la película.
En The Wall, de Alan Parker, encontramos un sinnúmero de referencias a la narración por medio de la yuxtaposición de tomas; aparece un hombre encendiendo una lámpara de aceite, y luego limpiando el tambor de una pistola, en la siguiente toma, un niño corriendo por un desierto, bajo un sol incandescente, y enseguida, un hombre sentado en la mitad de una sala, mirando al televisor, con un cigarrillo cuyas cenizas no han caído aun. La secuencia se encadena por varios elementos simbólicos, dados no solo por el parecido del actor inicial y el actor de la última toma, sino también por el enunciado de lo que se prende, se consume y finalmente, solo deja cenizas. En primer lugar, esta asociación de imágenes permite intuir que el hombre del comienzo es el padre del último y ha muerto en la guerra. La sucesión de la luz y las cenizas, acompañado por las condiciones en las que se encuentra el último hombre, relata como este ha tenido un momento de luz y, en la toma que vemos, se ha consumido o, como su cigarrillo, está en proceso de consumirse hasta dejar cenizas. Solo las escenas posteriores confirman este primer bocado de información que nos brinda el film, y, sin narrar más allá de lo necesario, logra dar luces de la vida de un personaje tocando su pasado, su presente y su posible futuro.
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