El Gabinete del Dr. Caligari (Robert Wiene) y "La Pantalla Demoniaca" de Lotte Eisner

El Gabinete del Dr. Caligari es un film que apuesta por la total inmersión del espectador en una atmosfera que construye meticulosamente mediante la puesta en escena, la caracterización de los personajes, los decorados y la arquitectura de un nuevo mundo, logrando un efecto somático en el público mediante el surgimiento de una relación que no parte de los caracteres de la historia, o de las estrategias de montaje, sino de todo un conjunto de parámetros visuales que dejan imágenes inquietas en el espectador y que solo llegan a resolverse a partir del mismo argumento del film. El claroscuro para Lotte Eisner en su texto La Pantalla Demoniaca es un factor determinante en el film expresionista, que se ve reflejado no solo en la iluminación del set sino también en la caracterización de los personajes; si bien el claroscuro le aporta ambigüedad a los sitios en los que transitan los personajes, haciendo parte del maquillaje de los actores aporta un nuevo sentido a la caracterización, logrando que el espectador comprenda a Cesare no solo como un sonámbulo, sino como un personaje que además es terrorífico y que devela por sus pronunciadas ojeras un espectro insano y poco natural, que hace más cercana su cualidad de psíquico y la gravedad que conlleva ser predestinado por él, dentro de la locura de Francis.

Por otro lado, la utilización de la geometría deformada e irracional dentro de los decorados y la arquitectura en general logra adentrar al espectador en un gran tejido de cosas inexplicables, que más adelante se soportan en la alucinación de Francis, pero que en su momento somatiza la expresión espacial que crea una tensión persistente en el público, estableciendo una constante sensación de inquietud, melancolía y terror, muy similar al sentimiento nacional alemán en el periodo de posguerra de la primera guerra mundial. El contexto es tan abrumador que logra manifestarse de una forma muy poética en la expresión audiovisual, materializándose en ángulos difíciles de comprender y en espacios que presionan a los personajes desequilibrándolos y manteniéndolos en espacios inseguros que no solo se soportan visualmente sino también narrativamente, ya que la historia está llena de misterios que, aunque el espectador puede intuir la verdad detrás de ellos, los personajes están obligados a descubrirla por sí mismos, todo bajo la ilusión de realidad que solo se llega a desmenuzar al final del film.